«PAZ TOTAL»: LA VIL POLÍTICA DEL CAOS TOTAL

 

Por Jaime Restrepo Vásquez

 


En la serie de Netfilx Medusa, apareció una frase que describe a la perfección lo que viene pasando en Colombia desde 2022: «El verdadero mal miente, manipula, envilece y en el camino a cumplir su propósito, crea el caos».

Las etapas previas de la mentira, la manipulación y el envilecimiento ya fueron agotadas por Petro en Colombia. Todas ellas las utilizó hábilmente el dictador en ciernes para crear el caos que padece todo el país.

De hecho, los colombianos en general reconocen a Gustavo Petro como un tipo incapaz de ser sorprendido diciendo una verdad. Además, las contradicciones constantes en las que incurre lo hacen merecedor de la desconfianza y de la incredulidad de la gente.

El episodio de los aviones de combate de techo alto es la demostración de la incoherencia de Petro, como si en él habitaran dos personalidades diferentes y contrapuestas. El mismo que aupó su violenta campaña presidencial con el gasto «irresponsable» de los aviones de combate en la era Duque, ahora sale campante a anunciar que hizo el negocio de la vida con Suecia.

Falta por aclarar por qué el «negociazo» de Petro tiene una diferencia de casi 40 millones de dólares por aeronave con respecto a la venta de los mismos aviones a Tailandia, país que adquirió cada unidad en 76 millones de dólares mientras que la «próspera» Colombia los está comprando a 110 millones de dólares por avión. ¿Prima de éxito para cierta ministra?

Así las cosas, la profunda desconfianza que siente la ciudadanía por las declaraciones y sobre todo por las ejecutorias de Petro, tiene como epicentro la zozobra permanente en que nos ha sumergido el sátrapa de la Casa de Nariño. 

La demostración del caos generado por Petro como único camino para cumplir el propósito de imponer su trasnochada visión de la realidad, tiene que ver con la cotidianidad de los colombianos. Un reciente informe del Comité Internacional de la Cruz Roja encendió las alarmas sobre un gravísimo deterioro de la situación humanitaria en Colombia durante el año 2024.

Las cifras son espeluznantes: un aumento del 89 % de ciudadanos afectados por artefactos explosivos, cerca de 90 mil personas obligadas al confinamiento por cuenta del enfrentamiento entre grupos armados, 252 casos de desaparición forzada y un sinnúmero de menores reclutados por el narcoterrorismo.

Es más: el CICR aseguró en el informe que «la situación humanitaria en Colombia alcanzó su nivel más crítico en ocho años», lo que representa un retroceso abismal que afecta la vida de todos los colombianos por igual.

En este sentido, el CICR sostuvo que la intensificación de los enfrentamientos, el aumento del control de los criminales sobre la población civil y el incumplimiento del derecho internacional humanitario incrementaron los riesgos para la vida, la integridad y la dignidad de miles de personas.

En otras palabras, la Cruz Roja Internacional está confirmando la crisis profunda que vive Colombia gracias a la condescendencia cómplice de Petro con los grupos criminales quienes ya ejercen el control territorial en numerosos lugares del país.

Es de tal dimensión ese control por parte de los narcoterroristas que hace un par de semanas asesinaron a dos ciudadanos que adelantaban una jornada de optometría en la vereda Las Ánimas, en Anorí, Antioquia. Las víctimas, un hombre y una mujer, vestían uniformes de enfermería y al parecer, no tenían autorización para la jornada de salud visual por lo cual fueron interceptados y ejecutados.

Sin embargo, no es solo la Cruz Roja la que enciende las alarmas. La ONU indicó que el reclutamiento de menores ha crecido significativamente en Colombia y puso como ejemplo al departamento del Huila.

En esa región del país, la ONU documentó 31 casos de reclutamiento forzado el año pasado, lo que significa que ese fenómeno delincuencial creció más del 140 % durante el último año, pasando de 13 a 31 casos reportados. Esto es una tragedia si se tiene en cuenta que en ese departamento, en 2022, fueron denunciados solo dos casos.

Seamos claros: la «paz total» de Petro es un embeleco que oculta no solo la guerra total que vive el país: es, ni más ni menos, el caos total en todo el territorio nacional.

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