PETROSANTISMO 2.0

 





Por Jaime Restrepo Vásquez

 

La campaña de los alfiles del petrosantismo promete estar como para alquilar balcón. En general, los colombianos ubican en esa tenebrosa corriente a Claudia López pasando por alto la enorme cercanía de Sergio Fajardo con ese proyecto mafioso de demolición de la democracia.

 

No importa que la chapa que le endilguen diga Frente Amplio o «Decentes»: la realidad es que, tras bambalinas, estarán Juan Manuel Santos y Gustavo Petro manejando los hilos de esas campañas.

 

Como el nombre de Petro es un estigma, un pesadísimo lastre que solo perjudicará a quien lo represente —léase Gustavo Bolívar el que ama a Petro— las primeras de cambio muestran que tanto López como Fajardo están haciendo lo imposible para desmarcarse del actual desastre presidencial.

 

Las peleas tuiteras entre Fajardo y López con Petro son un espectáculo para la tribuna, un intento desesperado de alejar sus nombres de un mandatario que sabe que es considerado como el peor presidente de la historia de Colombia superando, quién lo creyera, a Ernesto Samper Pizano.

 

Esas disputas planeadas en las redes sociales, con machete virtual en mano, buscan inocular en los electores la idea de que la distancia, las ofensas y la bajeza son de tal magnitud, que no hay posibilidades de que López y Fajardo sean cómplices del arbitrario Gustavo Petro.

 

No hay que dejarse engañar. Claudia López ha respaldado y luego les ha dado la espalda, de labios para afuera, tanto a Santos como a Petro. Ella, calculadora y mañosa, les dio la patadita de la buena suerte para que fueran elegidos inquilinos de la Casa de Nariño y después, sabiendo que ambos serían pésimos gobernantes, apareció despotricando de aquellos a quienes ayudó a elegir. Esa es una táctica muy vieja de manipulación electoral.

 

Además, es importante tener presente que la estrategia que utilizó López para llegar a la Alcaldía fue el referendo anticorrupción que costó cerca de 103 millones de dólares que pagamos todos los colombianos. Algunos analistas señalan que el tal referendo fue el caballito de batalla sobre el cual se montaron no solo López, sino Jorge Iván Ospina y Daniel Quintero Calle para llegar a las alcaldías de sus ciudades.

 

Pues la estrategia vuelve a estar sobre la mesa, esta vez utilizada por Petro para tratar de posicionar sus listas cerradas al Congreso de la República, lo que significa que somos los colombianos quienes tendremos que volver a pagar las jugadas populistas de los mediocres kakistócratas para darse a conocer y para establecer cuántos votos pueden obtener en cada región del país.

 

En cuanto a Fajardo, su cercanía con Juan Manuel Santos es bien conocida. Comencemos por recordar que su actual pareja, María Ángela Holguín, fue la canciller del tartufo e históricamente ha sido la niña consentida tanto del proyecto político de Santos como del chavismo, que a la postre son lo mismo.

 

Además, Fajardo fue uno de los más grandes impulsores de la «paz» santista con las FARC, deformidad que aplaudió hasta el último aliento de la presidencia del tahúr, con palabras almibaradas que incluyó en su carta de despedida: «Quiero darle las gracias a usted y su equipo de Gobierno por el Acuerdo de Paz. Era un paso extraordinario y urgente para Colombia».

 

En la entrevista que publicaremos el próximo lunes en CTX COLOMBIA, José Obdulio Gaviria explica los pormenores de lo que representan López y Fajardo para el proyecto totalitario del petrosantismo.

 

A Claudia López y a Sergio Fajardo hay que desenmascararlos y mostrarlos como lo que son: dos fichas del petrosantismo dispuestas a aplicarse a fondo para continuar el proyecto totalitario que inició Santos y ha continuado Petro de tal manera que culmine el traspaso de Colombia a la mafia narcocriminal del Foro de Sao Paulo.

 

Depende de los colombianos que se le dé el entierro de quinta que merece ese proyecto mafioso socialista del siglo XXI no solo en el país sino en toda la región. 

 

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